Nos meten dentro y nos aseguran que no hay monstruos que nos molesten mientras estemos dormimos. Nos enseñan a ser cariñosos, fuertes y ambiciosos, a menudo sin necesidad de utilizar ninguna palabra en lo absoluto.
Recientemente la Joyería Pandora llevó a cabo un experimento en el que pidió a los niños pequeños que se pusieran una venda en los ojos e identificaran su madre en un grupo de mujeres.
No pasó mucho tiempo para que cada niño averiguara donde estaba escondida su madre, destacando el amor especial que pueden llegar a sentir, incluso cuando no pueden verse entre sí. Es hermoso.
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