La mayoría de las veces las clases de matemática son largas y aburridas, tanto en la escuela como en la universidad. Los profesores tienden a ser personas serias, a hablar con voz fuerte y de forma acelerada. Esto hace que para los alumnos sean momentos aburridos, tediosos y abrumadores. Pero cuando se presenta una situación de este tipo, donde el profesor es todo lo contrario a la idea que tenemos, hace que comencemos a tener simpatía hacia esas clases, hace que deseemos volver a tener esa materia porque posiblemente algo nuevo aparecerá. Este profesor de matemáticas causa grandes sensaciones en los alumnos, sorpresas, risas y asombro. Ojala algún día a todos nos toque conocer a alguien con esta buena onda!