Como muchos otros niños, ella salió a pedir dulces en su vecindario.
Pero cuando regresó a casa y decidió comer unos dulces, se llevó una sorpresa aterradora.
Uno de sus dulces tenía 2 píldoras.
Su madre dice que ella siempre revisa el dulce antes de dárselo a los niños, pero este fue descubierto por Mya.
Ahora Mya dice que no quiere volver a pedir dulces, pues está decepcionada al saber que alguien es capaz de hacerle eso a un niño.
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